Breve historia de los Moyano.
Villa del Totoral: Postal del año 1920 donde pueden ver a la derecha el Camino Real que viene de Los Talas, al centro la “Curtiduría” y atrás el casco de la estancia “San Esteban”.
A partir de la llegada de las carabelas
de Colón y con el avance de la colonización española, América va a sufrir un
cambio importante en su población, que es la emergencia de una nueva identidad:
los criollos, los hijos de españoles nacidos aquí y sus descendientes. Los
“Moyano” somos criollos argentinos y descendemos de Pedro Moyano Cornejo, un
capitán español involucrado en la conquista y colonización de Sudamérica. Pedro
vino a estas tierras, con la expedición de Jerónimo de Alderete en 1555. Lo
acompañaba su mujer, Inés de Aguilar, y se instalaron por unos años en Chile,
donde fue alcalde de La Serena. En 1561 integra la expedición de Pedro del
Castillo, que, cruzando los Andes, comienza con la colonización de Cuyo.
Participa en la Fundación de Ciudad de Mendoza, en donde se radica con su
familia, ocupando los cargos de Regidor de la Ciudad primero y de la región de
Cuyo luego. Con el tiempo cruza el río Mendoza y toma posesión de
tierras al este del río, a las que llamó “Rodeos de Moyano” y que, con el
tiempo, se consolidan en una importante estancia. En ella, se empiezan a
radicar indígenas dispersos formando una reducción, por lo cual, la estancia se
empieza a conocer como “La Reducción” y es el origen de la población homónima,
una de las más antigua de la provincia. Pedro llegó a ser un rico estanciero, a
tal punto que se lo conocía como “El señor del este” y dejó una vasta
descendencia, que hoy llega a miles de personas distribuidas por todo el centro
de Argentina, incluyendo a los Moyano de Totoral.
Poco tiempo despues de a fundación de la
Ciudad de Córdoba, el gobernador Lorenzo Suarez de
Figueroa repartió las tierras conquistadas en forma de “encomiendas” y
“mercedes” en donde se fundaron las primeras estancias, que luego se transformaron
en poblaciones. Luego de varios intentos fallidos de asentamiento, en 1591 la
merced del Valle de Cavisacat es comprada por un hijo de Jerónimo Luis de
Cabrera, Pedro Luis, que establece una importante estancia a la que llamó “San
Esteban de Totoral” y en donde se va a generar un núcleo de población que se va
a consolidar en 1860 con la fundación de la
“Villa de Totoral.
Casco de la estancia “San Esteban del Totoral”. Fotografía de fines del siglo XIX. Aunque en ese tiempo el establecimiento era importante ya que además de las casas de residencia contaba con una capilla y un molino, actualmente solo quedan rastros de ella.
Los Moyano no estuvieron involucrados
en estos comienzos de Totoral y van a llegar recién a mediados del siglo XVIII.
Paradójicamente, el primer Moyano que llega, es un muerto: Gil Moyano Cornejo,
quien por voluntad testamentaria fue enterrado en la capilla de la estancia
“San Esteban” en 1737. Gil era dueño de la estancia “El Portezuelo de Macha”,
situada a unos pocos kilómetros de Totoral. La estancia la había heredado de su
padre, Melchor Moyano Cornejo, un residente de Cuyo que por 1670, vivió unos
años en Córdoba, en donde se casó con María Oscáriz Beaumont y Navarra. En los
tiempos del entierro de Gil, uno de sus hijos, el Maestre de Campo Vicente
Moyano Oscáriz Beaumont y Navarra era un rico estanciero radicado en Río Seco,
importante población donde estaba la guarnición militar que defendía el norte cordobés
del ataque de los indios abipones. Estaba casado con Francisca Cabrera, una
tataranieta de Pedro Luis, con quien tuvo varios hijos que se radicaron en los
pueblos de los alrededores y en la Ciudad de Córdoba. Algunos de ellos fueron:
María Catalina Moyano Cabrera, quien se casó en 1758 con José Antonio Allende,
propietario en ese momento de “San Esteban”, y de quienes se originó la rama de
los Allende Moyano de Totoral; María Teresa, casada con Gabriel Ponce de León, también
descendiente de Pedro Luis y dueño de “La Curtiduría”, una estancia
desprendimiento de “San Esteban” y Gregorio Salvador, nuestro antepasado más
famoso. Gregorio Salvador compro la estancia “La Curtiduría”, cuando su hermana
enviudo y aunque vivía en Córdoba, se instaló en el obraje de esta estancia, en
una construcción donde se curtían los cueros y de donde había tomado el nombre
la estancia. La construcción fue mejorada, funcionando como residencia y junto
a un caserío, existente en el vecino casco de “San Esteban”, serían los gérmenes
de la futura villa.
La “Casa de la Curtiduría”: la casa tiene más de 250 años, pero esta edificada sobre construcciones de comienzos del siglo XVII, por lo que sus bases serían de las estructuras coloniales más antiguas del país que aún subsisten. Originariamente era una curtiduría, un galpón donde se curtían cueros, pero con el tiempo fue mejorada y transformada en vivienda. En 1868, en la epidemia de cólera, murieron cinco de sus moradores y fue abandonada. Tiempo después, volvió a la casa Encarnación Moyano Novillo, que vivió por muchos años en ella. Encarnación era conocida como “Canchona” y por eso en la familia se la conoce como la “Casa de la Canchona”. La fotografía es de1983 y fue tomada por Horacio Peña (h).
Gregorio Salvador se casó con una prima lejana, Juana Deheza Moyano y
tuvo varios hijos, algunos de los cuales se radicaron en Totoral: Vicente Celestino
casado con María de la Consolación Chávez son los padres de Vital Moyano, un
personaje folclórico de Totoral y de Manuel Domingo que junto a Hermina
Mendivil dan origen a la rama de los Moyano Mendivil; Norberta, quien
hereda “Los Talas”, un puesto de la “Curtiduría”, que se había
desprendido como estancia, se casa con Gorgonio González y originan la rama de
los González Moyano y finalmente José Santos, de nuestra rama, que hereda la
“Curtiduría”. Este último se casa en 1825, con la tulumbana Inés Novillo
Carranza y posiblemente en sus primeros años de matrimonio, vivió en la
localidad de Tulumba, porque sus primeros hijos nacieron allí. Pero a los
finales de los 50, ya estaría establecido en “La Curtiduría”, porque sus dos
últimos hijos están registrados en Totoral y hay una referencia histórica de un
baile, que en 1867, Don José Santos ofreció en esta casa a los alumnos del
Colegio Montserrat, que vacacionaban en “Caroya”. La vida de José Santos e Inés
fue tocada por la tragedia en varias oportunidades, tres hijas murieron jóvenes
y cuando en el verano de 1868, la epidemia de cólera azotó Totoral, el
matrimonio y dos de sus hijos fallecieron. De sus otros hijos se originan
varias ramas de Moyano que se radicaron en Córdoba y Totoral: Los Lezama Moyano
de Segunda y Fenelón Lezama, los Moyano Cires de Pedro y Josefa Cires, los
Crespo Moyano de Inés y Emilio Crespo, los Moyano López de Rafael y María del
Carmen Lopez y la de Gregorio, mi bisabuelo. Siguiendo la costumbre familiar de
casarse entre parientes, Gregorio se casó en primeras y segundas nupcias con
dos primas de su madre, Secundina y Salomé Novillo Villarreal. Del primer
matrimonio nació Salvador que con Juana María Escalera generaron la rama de los
Moyano Escalera que se radicaron en Córdoba y Tucumán. De su segundo matrimonio
se origina nuestra rama, muy ligada a Totoral: su hija Mercedes se casa con mi
abuelo José Leandro Nores, Amelia con Eudoro Novillo Corvalán y los varones
Alejandro y Diógenes con las hermanas Eloisa y Ambrosina Trebucq, hijas de Noel
y Honorine Fourçans, unos vascos franceses que estaban radicados en Totoral.
Reunión familiar en la “Casa de la Canchona”. La foto es de los últimos años del siglo XIX. Se ha perdido la fecha y la identidad de las personas que están en la foto. Por comparación con fotos conocidas, quien está sentado en el medio, con un mate en la mano es Gregorio Moyano Novillo. A su izquierda, estaría su esposa Salomé Novillo y a su derecha sirviendo el té, su hermana la “Canchona”, dueña de la casa. La joven ubicada delante de Salomé fue identificada como su hija Mercedes. Los dos varones de a caballo al lado de la casa serían Diógenes a la izquierda y Alejandro a la derecha. La mujer con sombrilla, Amelia.




