Cuentos, relatos y leyendas familiares.
La idea de esta entrada es poner pequeños escritos de hechos que ocurrieron en el pasado de nuestra familia. El que quiera contribuir con algo o mejorar lo que ya esta escrito, mandeme la información. WhatsApp: +54-9-351-7-603982
mail: gasiasan@gmail.com
El deseo de Manuela.
Según cuenta una leyenda familiar, la bisabuela Manuela, en su juventud, quería ser monja. Aprovechando el paso por Córdoba de la Rda. Madre Clara, superiora de las Hermanas del Huerto, habló con ella para que la aceptaran en la Congregación. En esos tiempos Manuela había empezado a mostrar signos de la sordera de los Bas y la Madre Clara le dijo que era mejor esperar un poco y ver cómo evolucionaba su problema antes de tomar una decisión. La Madre siguio con su visita hacia las provincias del norte y a su regreso habló con Manuela y como la sordera no mostraba signos de mejora, no aceptó su incorporación. El no poder ser monja por su sordera fue un hecho triste para Manuela pero también fue el hecho fortuito que nos permitió a los "Nores de Córdoba" estar en este mundo ya que con el tiempo la joven Manuela se casó con Narciso. Ellos tuvieron 9 hijos y se ve que la inclinación religiosa de Manuela fue transmitida a su descendencia porque tres de ellos la adoptaron. Dos de sus hijas, Manuela y Teresa, se incorporaron a la Congregación de las Hermanas del Huerto y uno de los varones, Agustín, a la Compañía de Jesús.
El Arzobispo y la sopa.
Recuerdo de cuando era chico, haber oído de mi madre el siguiente cuento:
El “Sordo” Nores (textual) era el médico del Arzobispado y solía almorzar seguido con el Arzobispo. Se sentaban en extremos opuestos de una mesa y una vez que estaban tomando sopa, le preguntaron, ¿Cómo anda su señora?, y el Sordo contestó, ¡tenga cuidado que está muy caliente! Agustín Gonzalez del Pino me confirmó la autenticidad del cuento y me comentó que el anfitrión era Monseñor Lafitte. Monseñor Lafitte estuvo en Córdoba entre 1927 y 1958. Por los años, el Sordo que menciona mi madre podria ser Antonio Nores padre o su hijo. Según los familiares de Toño, él no teía relacion con el Arzobispo, así que la señora de la confusión debe haber sido Isabel Martinez.
El tesoro del monserrat
La mañana del 15 de junio de 1961, en las galerías del antiguo Colegio Monserrat se comenzó a escuchar un murmullo que venía de la calle y que pronto se convirtió en gritos: ! un tesoro !. Manuel Nores Moyano trabajaba en la planta baja del colegio y cuando salió a la calle vio un espectáculo dantesco: una pala mecánica que estaba realizando una excavación frente al colegio había roto un tinajón que estaba enterrado y desperdigado por toda la obra cientos de monedas de plata. Como era de esperar en segundos la obra se convirtió en un hormiguero de gente recogiendo monedas hasta que llegó la policía y se acabó la fiesta. El gobierno provincial recuperó muchas, recuerdo una foto del diario "Los Principios" en donde albañiles y policías salían de la obra con baldes llenos de monedas, y pidió por los medios que él que había recogido monedas las tenía que devolver porque la provincia era la dueña legítima. No sé si tuvo éxito con la devolución, pero recuerdo que el tema le complicó la vida al Padre Grenón, un cura historiador de la Compañía de Jesús, que fue demorado porque tenía algunas monedas, aunque desconozco si él había estado en el hormiguero. Mi viejo recogió algunas y tengo grabado en mi memoria la imagen de cuando vino a la casa y puso las monedas, aún con tierra, sobre la mesa del comedor. Las monedas eran pocas, no eran muy valiosas y al final mi viejo no las devolvió. Algunas se fueron de regalo a sus amigos del Monserrat y otras deambularon por casa por muchos años y desgraciadamente se terminaron perdiendo. Hace un tiempo, para un cumpleaños, mi amigo de la infancia Juan María Bottaro me trajo de regalo una de esas monedas que yo le había regalado hace ya más de 50 años y es la que muestro en la foto. ¿Que habrá sido de la vida de sus hermanitas que estaban en los baldes? ¿Habrán sido fundidas? ¿Estarán en algún museo? Nunca supe qué fue de ellas.
La queja de Manuela.
Cuando se casó la bisabuela Manuela era muy chica, 17 años y sus padres tuvieron que firmar una dispensa por la minoría de edad. Hace ya mucho tiempo, la Tía Mecha, Josefina de las Mercedes Nores Moyano, me supo contar que Manuela decía a sus nietas: “nunca se casen con un hombre viejo”. Y si, Narciso ya tenía sus años, 42. Según Jorge Bettolli, la queja se la debe haber hecho a sus nietas más grandes, las Rivero, porque la "Mecha" no conoció a su abuela.
EL Baúl de las muñecas.
Y sí, la bisabuela era chica. Aunque en esa época era común que las mujeres se casaran jóvenes, a Manuela todavía le gustaba jugar a las muñecas. Agustín Gonzalez del Pino me contó la siguiente leyenda: Cuando el bisabuelo Narciso viajaba a Chile por negocios se iba por cierto tiempo, ya que en esos años el cruce era a caballo. En su ausencia Manuela sacaba las muñecas de un baúl donde las guardaba y jugaba con ellas. Cuando su marido volvía, las guardaba en el baúl. El no puede asegurar que la historia sea cierta, por eso es una leyenda, pero en su casa tiene el "baúl de las muñecas" de Manuela y dice que siempre se lo llamó así. Estaba en la despensa de la casa de Manuela en Falda del Carmen.
El llanto de Antonio Rivero Parada.
Relato de Chabela Crespo Rivero:
Contaba mamá que cuando la Ñata quiso ser monja el abuelito se opuso terminantemente hasta que por fin ella lo convenció. El día que le tocó entrar no tuvo el coraje para llevarla y la regla era que no se la podía ver por un año. Pasados dos meses fue al convento a pedirle a la Superiora que se la dejara ver, a lo que ella accedio. Cuando aparecio la Ñata le dijo: “hija, he venido a buscarte”, a lo que ella contestó: ¡No papá!, yo no me voy a ir. El insistio pero ella estaba muy firme. Al ver que no podia convencerla, se retiró llorando amargamente.
Narciso y su pipa.
Parece que Narciso Nores Bas siempre andaba fumando en pipa y cuenta Horacio Rivero sobre el tío:
El tio Narciso vivio en Totoral, allá por fines de los 50 principios de los 60. El papá nos mandaba a Ernesto y a mí a llevarle mercadería y alguna que otra cosa rica, por lo general dulces y mermeladas que la “mama” o la Yoyi hacían y se volvía loco de contento. Lo recuerdo en días de verano sentado con los “piese” refrescandose en la acequia. ESO SÍ, CON EL SACO PUESTO Y LA PIPA PRENDIDA.
Mi viejo y el guante de Myriam Stefford
Cuando mi viejo, Manuel Nores Moyano, tenía 21 años, se fue a La Rioja como encargado de la estancia "Sol de Mayo" de los Rivero que administraba Toño. La estancia estaba situada cerca de la estación “Tello” del ferrocarril, en medio de los “Llanos riojanos” y era un lugar desolado. Recuerdo que contaba que un día estaban en la estación charlando con los empleados y llegó un policia exhaltado, diciendo que en Marayes, cerca de donde estaban, habia caido el avión de Myriam Stefford, una pionera de la aviación de Córdoba. Así que, entusiasmados por la novedad y de hacer algo que los sacara del aburrimiento, salieron a caballo con el policia y algunos ferroviarios y fueron de los primeros en llegar al lugar del accidente. Los dos pilotos estaban muertos y él ayudó a sacarlos del avión. Como “souvenir” se guardo uno de los guantes de la mujer, que encontró en la cabina. Mi vieja me contó que lo guardaba como una reliquía pero no se a donde fue a parar. A lo mejor ella se lo tiró por aprehensión o evitar la mala suerte.
La casa de Corriente 38
La
puerta de entrada a Corrientes 38 era de madera, de dos hojas, bien alta y
ancha. Seguía un zaguán con dos puertas a derecha e izquierda, y la puerta
cancel de rejas de dos hojas mediante la cual se llegaba al patio de la foto.
La
foto esta tomada mirando al segundo zaguán que comunica con el otro patio y el
fondo de la casa. El árbol que se ve a través del zaguán, que esta florecido,
era un frutal: manzano o pera.
Al
patio donde está tomada la foto, daban dos puertas, a derecha e izquierda
respectivamente. La celosía de madera que se ve a la izquierda, era de una
habitación que también tenía puerta al zaguán.
En el patio
del fondo a mano derecha estaban el cuarto de baño, cocina, despensa,
habitaciones de servicio, depósito y baño de servicio. En este patio que era
grande, había una gran cantidad de plantas, árboles frutales y flores.
A la Izquierda, en un martillo a favor, estaba el gallinero.
Descripción
de la casa de Manuela y Narciso, hecha por Agustín Bettolli Nores en el dorso de
la foto, que le regalo a Raquel Rey Caro.






