Semblanza de los Nores Martínez.
Alla por comienzos de 1950, Francisco Nores Martínez se
recibe de médico. Para la ocasión del festejo, su hermano Alejandro, el tío
poeta, escribe un poema hermoso, en donde va describiendo en tono jocoso a
todos los miembros de la familia, su entorno y circunstancias de la vida.
Mariyita, la empleada de años de su padre, que vivía en la zona de la cochera,
habla a Santa Isabel para avisar que “el niño Panchito” se ha recibido. Gimen (María
Jiménes, empleada que se come las últimas letras, identi por idéntico) le avisa
a Antonio y arman la fiesta. Menciona a Pichin (Francisco) que se avergüenza
torciendo la jeta, a su cuñado Ricardo (Bustos Fierro), a Enrique y Rosita
(Frías, cuñada). Habla del “pobre” Agustín (embajador en Canadá), que, aunque
cobra en dólares, está lejos. Los “carga” a su hermano José Luis (Ulises) y a
su mujer, buena tejedora, Cristina Arrambide (Penélope). A Toño lo relaciona
con los perros de la familia, vivos, Bamby (un pequines rengo) y difuntos (Wascar, perro de la
infancia y su grey). Habla del nuevo médico y Panchito Ferrer ( Martínez, el primo criador de palomas, que se
recibe junto con Pancho), de las enfermedades de Enrique, de Rosa (Berrondo,
niñera de la familia) y de los hijos de “Orejas” (el mismo Alejandro) a quienes
les recomienda los “fomentos con sal” de Doña María (la cocinera). Menciona el apuro
de Elenita (Bodereau) para que se case el cuñado y se mofa de las
“disertaciones” de Rogelio y de su glucosa. Nombra a quien es un gran amigo de
Pancho (Quiquín), pero no sabemos quiénes eran Zarza, Gacela y “Lemos” Martín. Menciona a los animales de Santa Isabel: vacas, jabalíes y el avestruz. Y finalmente recuerda a las
plantas: el helecho, las Magnolias y los cardos del “paso a
nivel”.
El poema no fue publicado por Alejandro y se transmitió de boca en boca en la familia. Afortunadamente su hijo Pablo lo recopiló y no se perdio.
Menciona a sus hermanos varones, a su cuñado Ricardo y algunas cuñadas. Faltan otros miembros de la familia, pero hay unos versos que José Cafferata recitaba y que podrían haber sido parte del poema:
Ríe Pepe Cafferata de las sandeces que digo
y mi mujer que es testigo, me recrimina y maltrata
pero no me importa un higo que se diviertan conmigo
de manera tan barata.
Isabel Cafferata Nores y Gustavo Nores Moyano